Existe una relación directa entre la vitamina D y la obesidad, algo cada vez más respaldado por la evidencia clínica. Diversos estudios indican que los pacientes con obesidad tienen una mayor prevalencia de estados carenciales de vitamina D1 y que la deficiencia de esta podría estar asociada con un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad metabólica2.

En España, más de la mitad de la población adulta presenta exceso de peso y casi una de cada cinco personas tiene obesidad. Entre la población infantil y adolescente, un tercio tiene exceso de peso y uno de cada diez menores y adolescentes presenta obesidad3. Por otro lado, la deficiencia de vitamina D afecta aproximadamente al 50% de la población y se ha descrito en todas las edades, siendo especialmente común en mujeres, particularmente en mujeres embarazadas, posmenopáusicas y adultos mayores4.

“La obesidad es una enfermedad metabólica cada vez más prevalente que se asocia a múltiples complicaciones. Por su parte, la deficiencia de vitamina D, que obedece a diversas causas, se asocia a su vez con multitud de enfermedades, además de la patología ósea, que incluyen patologías de base alérgica o inmunológica, metabólicas, neuropsiquiátricas, así como un mayor riesgo de infecciones. En los últimos años se han publicado números estudios que han puesto en evidencia que existe una relación entre la obesidad y la deficiencia de vitamina D. En concreto, la prevalencia de deficiencia de vitamina D es un 35% mayor en los pacientes con obesidad y un 24% mayor en los pacientes con sobrepeso con respecto a las personas con normopeso5. Se ha observado también una relación entre el déficit de vitamina D y el porcentaje de grasa corporal, tanto en varones como en mujeres, y en todos los grupos de edad. Del mismo modo, existe una relación entre la obesidad y la expresión de algunos genes que intervienen en el metabolismo de la vitamina D: los niveles plasmáticos de los distintos metabolitos de la vitamina D son más bajos en las personas con obesidad y estos niveles se relacionan con índices de adiposidad. Algunos estudios han observado que los niveles descendidos de vitamina D predicen una mayor ganancia de peso” 6,7 explica la Dra. Irene Bretón, médico especialista en el servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.

Posibles causas que expliquen la relación entre obesidad y déficit de vitamina D

Hay varias hipótesis que podrían explicar los posibles mecanismos por los cuales la obesidad altera el sistema endocrino de la vitamina D. La hipótesis más plausible para los investigadores es el secuestro de la vitamina D en el tejido adiposo, siendo otra teoría la mayor dilución volumétrica en estos pacientes8.

Otros autores sugieren que las personas con mayor peso realizan menos actividades al aire libre que aquellos con menos peso y, además, suelen cubrirse con más ropa. Esto resulta en una menor exposición a la radiación solar, lo que limita la producción endógena de colecalciferol en la piel8.

La importancia del abordaje precoz del déficit de vitamina D en el paciente con síndrome metabólico

Existe evidencia de que la hipovitaminosis D en pacientes con obesidad puede actuar desde la juventud como un factor de riesgo para el desarrollo de resistencia a la insulina y diabetes tipo 2.9

Los expertos indican que mejorar las concentraciones plasmáticas de 25-hidroxivitamina D en pacientes con obesidad podría ayudar a aliviar la carga de la resistencia a la insulina10. Dada la dificultad de reducir el peso en un gran número de estos pacientes, la suplementación con vitamina D sería una forma práctica y económica de intentar reducir el riesgo de diabetes, según sugieren los resultados de algunos metaanálisis11.

La Dra. Bretón señala que “las personas con obesidad, además de tener un mayor riesgo de presentar unos niveles plasmáticos descendidos de vitamina D, responden peor a la suplementación. Los niveles que se alcanzan tras la suplementación son más bajos en pacientes con obesidad, en comparación con pacientes normopeso. El efecto de la pérdida de peso sobre los niveles de vitamina D no está bien definido. Algunos estudios han observado que la pérdida de peso, por sí misma, no es suficiente para aumentar de manera clínicamente significativa los niveles de vitamina D en las personas con obesidad”. 12,13,14   

Aumento de dosis en la suplementación de pacientes con obesidad

Distintos especialistas corroboran que para diagnosticar un déficit y monitorizar el impacto del tratamiento, el mejor indicador de los depósitos totales de vitamina D en el organismo de que disponemos es la 25-hidroxivitamina en suero 15:

  • Deficiencia severa : niveles por debajo de 10 ng/ml.
  • Insuficiencia en población general: niveles entre 10 y 25 ng/ml.
  • Insuficiencia en población con osteoporosis o con riesgo de déficit de vitamina D: niveles entre 10 y 30 ng/ml.
  • Suficiencia: niveles >25 ng/ml en población general y >30 ng/ml en población con osteoporosis o con riesgo de déficit de vitamina D.

Los clínicos señalan que, en personas con obesidad, pueden ser necesarias dosis dobles o triples de suplementación con vitamina D1, dado que la respuesta obtenida en los niveles plasmáticos de 25-hidroxivitamina D está directamente relacionada con el grado de sobrepeso/obesidad16.

“La Sociedad Española de Investigación Ósea y del Metabolismo Mineral (SEIOMM) establece que tanto calcifediol como colecalciferol son formas eficaces y seguras para la prevención y tratamiento del déficit de vitamina D en todas las poblaciones. Así mismo, indica que los pacientes con obesidad, con síndromes de malabsorción, cirugía bariátrica o tratados con fármacos que afectan al metabolismo de la vitamina D pueden requerir dosis 2‐3 veces superiores a las habituales (3.000‐6.000 UI/día de colecalciferol), siendo preferible en estos casos la administración de calcifediol. Este ejerce un efecto más rápido y predecible sobre los niveles de vitamina D y no requiere metabolismo hepático 15.  A este respecto, se ha observado que la hidroxilación hepática podría estar disminuida en las personas con obesidad”, 17  indica la Dra. Bretón.

REFERENCIAS

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  2. González-MoleroI et al. Hypovitaminosis D and incidence of obesity: a prospective study. Eur J Clin Nutr. 2013; 67:680-2.
  3. Estudio ENE-Covid desarrollado por el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Noviembre 2023.
  4. Hilger J, Friedel A, Herr R, Rausch T, Roos F, Wahl DA, Pierroz DD, Weber P, Hoffmann K. A systematic review of vitamin D status in populations worldwide. Br J Nutr. 2014 Jan 14;111(1):23-45.
  5. Pereira-Santos M, Costa PR, Assis AM, Santos CA, Santos DB. Obesity and vitamin D deficiency: a systematic review and meta-analysis. Obes Rev. 2015 Apr;16(4):341-9. doi: 10.1111/obr.12239. Epub 2015 Feb 17. PMID: 25688659.
  6. Lu S, Cao ZB. Interplay between Vitamin D and Adipose Tissue: Implications for Adipogenesis and Adipose Tissue Function. Nutrients. 2023 Nov 18;15(22):4832. doi: 10.3390/nu15224832. PMID: 38004226; PMCID: PMC10675652.
  7. Pereira M, Ribas de Farias Costa P, Miranda Pereira E, Russoni de Lima Lago I, Marlucia Oliveira A. Does vitamin D deficiency increase the risk of obesity in adults and the elderly? A systematic review of prospective cohort studies. Public Health. 2021 Jan; 190:123-131. doi: 10.1016/j.puhe.2020.04.031. Epub 2021 Jan 13. PMID: 33453688.
  8. Pourshahidi LK. Vitamin D and obesity: current perspectives and future directions. Proc Nutr Soc. 2015; 74:115-24.
  9. Gutiérrez-Medina S et al. High prevalence of vitamin D deficiency among Spanish obese children and adolescents An Pediatr (Barc). 2014; 80:229-35.
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