A pesar de los avances en el tratamiento, el control del asma sigue siendo bajo, estimándose un mal control de la misma en un 40-60% del total de pacientes (dependiendo de la región en que se mida este dato). En la edición número 17 de la revista A Todo Pulmón (ATP), el Dr. Christian Domingo explora la Influencia de los diferentes tratamientos farmacológicos en el control y en la morbimortalidad del asma.
El problema del asma mal controlada
El control del asma es uno de los objetivos clave del abordaje médico de la enfermedad, tal y como establecen las guías de práctica clínica como GINA. La literatura recoge cómo la valoración subjetiva de control por parte del paciente a menudo no es coincidente con el control según lo definen los criterios recogidos en las guías de práctica clínica.
Mientras que un 42 % de los pacientes considera que su asma está bien controlada, solo un 6 % cumple realmente con los Criterios de control de la guía GINA. Esto genera un riesgo elevado de exacerbaciones, con un impacto negativo en la calidad de vida y los costos sanitarios.
El artículo de ATP analiza esta discrepancia y cómo las nuevas estrategias terapéuticas pueden ayudar a mejorar el control de la enfermedad.
Corticoides inhalados: una base fundamental con limitaciones
Desde los años 90, los corticoides inhalados (CI) han sido el tratamiento de referencia para el asma. Sin embargo, su eficacia está condicionada por la adherencia de los pacientes. Estudios han demostrado que, en los días previos a una exacerbación, la adherencia a los CI disminuye drásticamente, lo que evidencia la necesidad de enfoques más flexibles y personalizados.
En A Todo Pulmón, se presentan datos clave sobre la adherencia al tratamiento y su influencia en la morbimortalidad del asma. La revisión también analiza las combinaciones de CI con LABA (agonistas beta de larga duración) y su impacto en la reducción de exacerbaciones.
Dos formas de abordar el tratamiento del asma
Teniendo en cuenta que la adherencia condiciona la eficacia del tratamiento del asma y el buen control, surgen dos formas diferentes de tratar el asma: la administración diaria de CI como tratamiento de mantenimiento versus la administración a demanda de CI-formoterol. En este artículo se analizan algunas de las ventajas e inconvenientes de cada una de estas dos maneras de tratar el asma, poniendo especial énfasis en la limitada evidencia que soporta el uso de budesonida/formoterol en asma leve (estudios SIGMA 1 y 2) o las limitaciones que presenta la terapia MART.
¿Todos los corticoides inhalados son iguales?
Aunque las guías nacionales e internacionales de asma parecen indicarlo así, sabemos que sus propiedades farmacológicas son diferentes. Así, un estudio reciente (Daley-Yates) establece un nuevo criterio de comparación de los CI en base a su índice terapéutico (relación entre su eficacia y seguridad). Este estudio describe la mayor eficacia de furoato de fluticasona respecto a budesonida, incluso frente a dosis mucho más elevadas de esta última.
¿Médico o paciente: quién debe tomar la decisión?
Uno de los dilemas que plantea el tratamiento del asma es cuánta autonomía debe tener el paciente en la gestión de su tratamiento. Existen dos enfoques principales:
- Terapia guiada por el paciente: Se basa en permitir que el paciente ajuste la medicación según sus síntomas. Aunque ofrece flexibilidad, un porcentaje muy elevado de pacientes harán un uso inadecuado del tratamiento.
- Terapia guiada por el médico: El profesional establece un tratamiento fijo, con el objetivo de prevenir exacerbaciones y asegurar un control constante de la enfermedad, basándose en criterios objetivos recogidos en las guías de práctica clínica.
En el artículo de ATP, el Dr. Christian Domingo analiza los pros y contras de ambas aproximaciones, así como los factores que pueden influir en la elección del tratamiento más adecuado para cada paciente.
MDIG-1-000083-2025