El sistema endocrino de la vitamina D (comúnmente denominado vitamina D) tiene un impacto clínicamente demostrado en múltiples funciones del organismo; aunque es la salud ósea aquella que cuenta con mayor evidencia científica, existen estudios que respaldan la relación de la hormona D con otras patologías. Para repasar estas cuestiones, recurrimos a declaraciones del doctor Javier Aguilar, especialista en reumatología y coordinador del Grupo HD, un panel de expertos que busca impulsar estrategias para mejorar el abordaje del déficit de vitamina D a través del Sistema Nacional de Salud (SNS).
La absorción intestinal de calcio y fósforo y la mineralización ósea constituyen las principales funciones de la hormona D, según indica el experto, y es en este campo donde existe una mayor evidencia científica. Sin embargo, también existen numerosos estudios observacionales y algunos ensayos clínicos aleatorizados (ECA) que han relacionado los niveles bajos de 25-OH vitamina D con una mayor gravedad y una mayor probabilidad de desarrollar determinadas patologías, como diabetes, enfermedades neurológicas y psiquiátricas, enfermedades cardiovasculares, procesos infecciosos, enfermedades autoinmunes, algunos tipos de cáncer…
Algunos ECA o metaanálisis de ECA apuntan a los beneficios para el paciente de la suplementación de vitamina D en determinadas patologías como lupus eritematoso sistémico, enfermedad de Parkinson o artritis reumatoide.
La hormona D interviene en diversos procesos fisiológicos, en especial relacionados con el sistema inmune; según apunta el doctor Aguilar, el sistema endocrino de la vitamina D regula más de 200 genes implicados en funciones tan importantes como la diferenciación celular, la inhibición de la proliferación celular y la angiogénesis, la inhibición del sistema renina-angiotensina, la estimulación de la síntesis de insulina por las células beta pancreáticas o la modulación del sistema inmune, tanto innato como adquirido.
Relación del sistema endocrino de la vitamina D con la fertilidad, el cáncer o la COVID-19
Por otro lado, y entrando en el ámbito de la fertilidad, la hormona D parece que estimula la producción de progesterona, estradiol y estrona en el tejido ovárico; algunos estudios observacionales sugieren una correlación positiva entre las concentraciones séricas de 25-OH vitamina D y los marcadores de reserva ovárica como la hormona antimülleriana (AMH) y con los resultados de la fertilización in vitro; en los hombres, se han relacionado la calidad del semen y los niveles de hormonas sexuales con la vitamina D.
El doctor Aguilar explica que la hormona D también parece que ejerce una función protectora frente al cáncer a través de mecanismos como la inhibición de la proliferación celular, la inducción de la apoptosis y la inhibición de la angiogénesis; múltiples estudios epidemiológicos han apuntado a una asociación entre valores bajos de vitamina D y un incremento en el riesgo de cáncer colorrectal, de mama y de próstata.
También se ha observado que el calcifediol puede contribuir a reducir la gravedad de la enfermedad por COVID-19. Dos estudios, uno en el Hospital Reina Sofía de Córdoba, y otro en el Hospital del Mar de Barcelona, relacionaron la suplementación con calcifediol con menores tasas de ingreso en UCIs y fallecimientos. En palabras del doctor Aguilar, el calcifediol «podría ser el metabolito de elección en la Covid-19, ya que, en estas situaciones, es necesario un metabolito que eleve los niveles séricos de 25-OH vitamina D de una forma más importante y rápida».
Principales recomendaciones en suplementación en personas con déficit de 25-OH vitamina D
El doctor Aguilar concluye la entrevista recordando el consenso existente entre los expertos y sociedades científicas de tratar a los pacientes con niveles bajos de 25-OH vitamina D para contribuir a mantener los niveles séricos >30 ng /mL. Para prevenir y tratar el déficit de vitamina D se puede utilizar tanto calcifediol como colecalciferol, pero en casos de hepatopatías crónicas y síndrome de malabsorción el doctor recomienda calcifediol, por «no necesitar hidroxilación hepática y tener una absorción mayor y más rápida». La Sociedad Española de Investigación Ósea y Metabolismo Mineral (SEIOMM) también recomienda calcifediol en casos de deficiencia severa debido a su rapidez de absorción.
Según las recomendaciones publicadas por la SEIOMM a finales de 2021, para pacientes con osteoporosis y otros grupos con riesgo de déficit de vitamina D se aconseja consumir calcifediol 266 µg semanales, durante cinco semanas seguidas, y 266 µg cada tres o cuatro semanas como mantenimiento (dosis recomendadas en caso de deficiencia severa, cuando los niveles séricos se encuentren por debajo de 10 ng/mL). En caso de que los niveles se encuentren entre 10-30 ng/mL, las dosis serían similares a la dosis de mantenimiento, es decir, algo menores.