A nivel neurológico, la hormona D es necesaria para el desarrollo normal del cerebro y tiene funciones neuroprotectoras gracias a su implicación en la modulación de la síntesis de neurotransmisores, del factor de crecimiento nervioso y la reducción del estrés oxidativo.

La evidencia científica sugiere que existe una relación entre el déficit de vitamina D y diversas enfermedades mentales. En concreto, en un estudio reciente realizado sobre psicosis en Reino Unido solo el 25% de los pacientes tenían niveles por encima de 20 ng/ml de 25-hidroxivitamina D. Del mismo modo, hay investigaciones clínicas que muestran la correlación entre el déficit de vitamina D y otras enfermedades psiquiátricas como la depresión, el autismo, o el suicidio.

La Dra. Ana González-Pinto, presidenta de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental comenta que la vitamina D es un factor de vulnerabilidad para la enfermedad psiquiátrica: “Las personas con enfermedad mental tienden a salir menos al aire libre y a tener peor alimentación, especialmente en los momentos agudos de enfermedad. Por lo tanto, son una población en riesgo de déficit, superior al riesgo que hay en la población general».

Los especialistas destacan la importancia de identificar y tratar el déficit de vitamina D, ya que podría proporcionar importantes beneficios para los pacientes psiquiátricos e, incluso, tener un efecto positivo sobre el curso de la propia enfermedad psiquiátrica.

«Dada la alta prevalencia del déficit de vitamina D en las enfermedades mentales y su relación con la aparición de diferentes comorbilidades, sería deseable una mayor concienciación al respecto entre los profesionales del campo de la psiquiatría. Y, para hacer frente al problema, se debería determinar los niveles de 25-hidroxivitamina-D en pacientes psiquiátricos y la suplementación en los casos en que sea necesario», señala la especialista.