• También se ha observado que la ingesta diaria de vitamina D a través de la alimentación en adultos mayores es generalmente insuficiente1.
  • En España, el 70% de los ancianos tienen hipovitaminosis D (niveles de 25(OH)D inferiores a 20 ng/ml)2.
  • Se ha observado una clara asociación entre unos niveles bajos de 25(OH)D y la manifestación de fragilidad en el adulto mayor. Por eso, en mayores frágiles se requiere concentraciones mínimas de 30 ng/ml3.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), España cuenta con cerca de 48 millones de habitantes, 40 de los cuales son adultos. Algo menos de un 25% de la población adulta son mayores de 65 años. “En relación con la prevalencia de hipovitaminosis D, sabemos que la síntesis cutánea se ve reducida en la tercera edad, ya que el envejecimiento puede llegar a disminuir más del doble la capacidad de la piel para sintetizar vitamina D4. Este hecho es extremadamente importante, ya que de por sí las personas mayores ya tienen una menor exposición solar”, ha explicado la Dra. Hildegarda Godoy, especialista del Servicio de Reumatología del Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid), en el marco de la tercera edición de Calcifediol Place, un encuentro organizado por Faes Farma.

Por otro lado, la ingesta diaria de vitamina D en adultos mayores también es generalmente insuficiente1. “Todo esto hace que, en España, la prevalencia de hipovitaminosis D en ancianos alcance el 70% (niveles de 25(OH)D inferiores a 20 ng/ml)1 y que, a nivel mundial, también sea muy elevada5, ha remarcado la Dra. Godoy.

La vitamina D constituye en realidad un sistema endocrino, el sistema endocrino de la vitamina D (SEVD), que ejerce acciones tanto a nivel óseo como extraóseo. La relación entre la deficiencia de vitamina D y las patologías osteomusculares ha sido descrita desde hace tiempo, y existe una creciente evidencia sobre los efectos extraesqueléticos de dicho sistema endocrino.

Relación entre Hipovitaminosis D, osteoporosis y fractura ósea

En el ámbito de la reumatología, se han incrementado los estudios que asocian la hipovitaminosis D con enfermedades reumáticas autoinmunes, como la artritis reumatoide o el lupus eritematoso6. Pero, “sin duda, hablar de SEVD y tercera edad implica hablar de osteoporosis, fracturas, fragilidad ósea, mortalidad y morbilidad, deterioro cognitivo o enfermedad cardiovascular, entre otras condiciones de salud importantes”, ha reconocido la doctora del H. Puerta de Hierro de Majadahonda.

En cifras, una de cada tres mujeres y uno de cada cinco hombres mayores de 50 años sufrirán una fractura ósea a causa de la osteoporosis, según la International Osteoporosis Foundation (IOF)7. Estos datos comportan un elevado impacto a nivel social, económico y de salud8. “También se ha visto una relación lineal entre el riesgo relativo de fractura de cadera y los niveles de 25(OH)D -hasta los 24 ng/ml-9, mientras que, en contrapartida, se ha observado que la prescripción de vitamina D se asociaba con una disminución de la incidencia de fracturas de cadera10, ha puntualizado la doctora.

Por eso, “es necesario mantener unos buenos niveles de 25(OH)D y calcio para mantener una buena salud osteomuscular y prevenir las caídas, así como disminuir el riesgo de fractura11. De hecho, el Registro Nacional de Fractura de Cadera ha marcado, entre sus indicadores de calidad, el objetivo de un 92% de prescripciones de vitamina D en pacientes al alta,”, ha recalcado la especialista, quien continúa: “Parece que la suplementación con vitamina D sí podría llegar a mejorar el rendimiento muscular y reducir el riesgo de caídas en adultos mayores con niveles bajos de 25(OH)D12”. Por eso, todas las guías de osteoporosis recomiendan un aporte diario adecuado de vitamina D y calcio.

Asimismo, las guías también recomiendan la suplementación con calcio y vitamina D cuando se va a tratar con un fármaco antirresortivo13,14,15,16  (para mantener la masa ósea). En general, para este grupo de población, se recomienda niveles de 25(OH)D superiores a 30 ng/ml. Tanto calcifediol como colecalciferol son moléculas eficaces y seguras para prevenir o tratar el déficit de vitamina D17.

De acuerdo con las ‘Guías de práctica clínica en la osteoporosis postmenopáusica, glucocorticoidea y del varón’ de la SEIOMM18, la dosis diaria de vitamina D recomendada generalmente es de unas 800‐1200 UI/d, aunque algunos pacientes pueden necesitar dosis mayores para mantener niveles adecuados de 25(OH)D. En el caso de utilizar calcifediol, la dosis habitual es de 0,266 microgramos cada 15‐30 días, mientras que, para el calcio, “la guía recomienda que su ingesta sea de 1.000-1.200 mg/día, preferiblemente mediante la dieta, y añadiendo suplementos solo si esta es insuficiente”, ha puntualizado la Dra. Godoy.

Déficit de vitamina D y riesgo de sarcopenia

La sarcopenia es una enfermedad progresiva y generalizada del músculo esquelético, caracterizada por una disminución de la masa, fuerza y función muscular asociada al envejecimiento, que impacta negativamente la funcionalidad y la salud del adulto mayor, tal y como explica la Fundación Española de Reumatología. En la actualidad, entre un 10 y un 22% de la población mayor de 65 años en España la padece, ya que, cada 10 años, se pierde alrededor de un 8% de masa muscular12.

En este contexto, “se ha observado una asociación clara entre unos niveles bajos de 25-hidroxivitamina D y la manifestación de fragilidad en el adulto mayor, requiriéndose concentraciones mínimas de 20 ng/ml de 25(OH)D en población sana general y de 30 ng/ml en mayores frágiles3, explica la Dra. Godoy.

En una revisión sistemática y metaanálisis19, se concluyó que la vitamina D y, en particular, el calcifediol, tienen acciones beneficiosas no solo sobre el metabolismo óseo, sino también sobre los parámetros musculares y la sarcopenia del adulto mayor.

BIBLIOGRAFÍA

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    MDIG-1-000187-2025