Razón de ser de las sesiones clínicas
Antonio G. García, catedrático emérito de Farmacología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y presidente de la Fundación Teófilo Hernando (FTH), reconoce el valor intrínseco de las sesiones clínicas y afirma que asistir cada semana a la Sesión Clínica General Dr. Jesús Hurtado, del Hospital Universitario de La Princesa, le supone estar al tanto de los avances diagnósticos y terapéuticos que constantemente se producen en las distintas especialidades médicas; a la vez que aprende a conocer los distintos enfoques y estructuras de cada sesión.
“Generalmente, las sesiones clínicas de La Princesa las preparan y presentan los residentes de cada especialidad. No tienen una estructura formal, pero suelen incluir una enfermedad concreta que gira en torno a un caso clínico, la casuística de la enfermedad que refleja la experiencia del Servicio y algún apunte de investigación clínica”, explica G. García.
No obstante, reconoce que lo que más le satisface es la discusión que sigue a la exposición del o los ponentes. “Si el ponente no se extiende demasiado en su exposición, y deja tiempo para las preguntas de la audiencia y el debate, todos salimos con un agradable sabor de boca del salón de actos. Si no hay un buen debate es como si no hubiera habido sesión clínica”, afirma el catedrático. Por ello, considera que la exposición del tema no debe durar más de 35 minutos, para dejar los 25 minutos restantes para el turno de preguntas y respuestas.
Respecto al público asistente, el profesor entiende que todos los residentes deberían asistir a este tipo de sesiones clínicas, ya que se encuentran en un periodo de aprendizaje y formación. Sin embargo, plantea la cuestión de si, dados los avances médicos que se producen continuamente, no estarían todos los profesionales de la salud en un constante proceso de aprendizaje y, por ello, obligados a asistir también a estas sesiones generales.
Así mismo, G. García lamenta que los estudiantes de Medicina tampoco suelan asistir a las sesiones clínicas generales de los hospitales universitarios, puesto que son pocos los que confiesan estar informados de dichas sesiones, o que muestran interés por asistir. “En mi largo camino recorrido siempre he percibido que, salvo unas pocas excepciones de alumnos inquietos, los estudiantes de Medicina sólo ponen los codos en el estudio serio cuando se trata de temáticas objeto de examen”, sentencia.
El artículo completo puede encontrarse en el tercer número de la Revista de Actualidad Respiratoria A Todo Pulmón.